domingo, 11 de diciembre de 2011

EL MUNDO DE LOS NIÑOS ENTRE EL PRIMER Y EL TERCER AÑO


Competencias emocionales y
adaptación al entorno social

Sus Emociones
En cuanto a su manera de ser, el niño muestra más sus sentimientos y será más sociable con los demás. Su manera de jugar estará más condicionada por la presencia de otros niños, fijándose de este modo en lo que hacen los mayores para imitarles. Si con dos años nos traían de cabeza con su egoísmo a la hora de compartir, ahora son ellos mismos los que prestan sus juguetes para compartir sus juegos con los demás.

Sociabilidad
La sociabilidad es una faceta importante de la personalidad de los niños. El trato habitual con otras personas, ya sean niños o adultos, hará que nuestros hijos fortalezcan su autoestima y desarrollen valores tan fundamentales como la generosidad o la amistad, esenciales para su educación.
La estimulación de la sociabilidad resulta prioritaria para un desarrollo completo de la personalidad, aunque no se trata de una capacidad plenamente intelectual.
Entre su primer y tercer año de vida se producen una serie de cambios que llevan a una mayor madurez de esta capacidad, es el momento de enseñarles lo que significa el respeto a los demás, la relación con las demás, la expresión de los propios sentimientos...
Según va creciendo al niño le gusta colaborar más, cambiará su actitud y comenzará a aceptar la ayuda de los demás. A los tres años sabe esperar y controlar más sus impulsos.
La conquista del lenguaje
Hacia los dos años, algunos niños usan el señalamiento como una especie de estrategia para comunicar cantidades frente a preguntas cuantificadoras cuando aún no han conocido ninguna palabra numérica.

Más adelante, hacia los 3 años se puede observar cómo colocan su índice a cierta distancia de los objetos señalándolos uno a uno – o incluso los tocan - secuencialmente, como una manera de indicar que hay “varios” objetos. Con la aparición del lenguaje, realizarán las mismas acciones, acompañando cada señalamiento con palabras numéricas que enuncian en orden o en desorden:
“uno, tres, cinco”.  Estos conteos cortos muestran su capacidad para establecer, nombrar y comunicar cantidades usando los señalamientos como medidores entre las palabras numéricas y los objetos que cuentan.
En algún momento del proceso de señalamientos que utilizan para comunicarse, re empiezan a nombrar los objetos y ya no solo usarán las acciones para actuar en el mundo, sino que poco a poco lo harán con el lenguaje. Son ellos quienes dan inicio a la ‘conversación’, quienes toman la iniciativa e invitan al adulto.

Sus funciones y uso de los objetos

En esta etapa aprenden a identificar los objetos según sus funciones y usarlos en relación con ello.

Igualmente puede decirse que son competentes cuando muestran la capacidad de utilizar los objetos como instrumentos en la consecución de una meta.

La cuchara es uno de los primeros objetos que ellos pueden usar y la utilizan como herramienta en sus diferentes juegos: comen con ella, recogen arena, la golpean y producen sonidos, la usan como palanca, etc.

El descubrimiento de los objetos como herramientas consolida la competencia del niño en sus intercambios con el mundo, introduciéndose en él y entendiéndolo.

La conquista del dibujo y del arte

Las primeras imágenes gráficas o dibujos aparecen como una de estas capacidades que los niños tienen para re-construir el mundo y comunicarlo, demostrando que el lenguaje no es el único vehículo para hacerlo.
 Cuando los niños dibujan, realizan múltiples interacciones entre sus trazos y las representaciones en su mente, evidenciando nuevas posibilidades  creativas del pensamiento. La cuestión es ofrecer gran cantidad de recursos expresivos de las artes plásticas y visuales, musicales y literarias, elementos como color, forma, textura, sonido, armonía y ritmo. Igualmente textos literarios en prosa y narrativa, cuentos o mitos de la tradición oral e historias de la literatura. Es necesario también poner a los niños en contacto con poesías, con bellas metáforas para disfrutar, distinguir y eventualmente re-inventar.

En el dibujo los objetos no siguen las proporciones previstas, pueden tener tamaños desproporcionados y formas descomunales. Es un realismo creativo que se pone en funcionamiento, ese niño es entonces el ‘padre de la metáfora’, en la medida en que descubre relaciones insospechadas y las lleva en todas las direcciones. Algunos autores piensan que los niños son “realistas por intención” pero que empiezan por dibujar lo que saben de los objetos o los fenómenos y sólo después expresan lo que hay en ellos.

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